Señor, te doy gracias por tu mandato del Amor.
Hay días en los que las circunstancias de la vida nos invitan a huir, a enfadarnos, a cerrarnos sobre nosotros mismos, a rendirnos.
Y esos días tu mandato suena en mis oídos y en mi corazón.
Ama, ama, ama.
Yo te daré las fuerzas que te faltan.
Y contra mi voluntad y mi deseo, me pongo a amar.
Más que a amar, a intentarlo. A no cerrarme por lo menos.
Y es inexplicable, porque Tú haces nacer la vida donde sólo había un corazón seco y cansado.
Tu mandamiento nos salva. Nos rescata de nuestros abismos y miserias. De nuestra pequeñez.
Como tantas veces me has dicho.... "tú hazte cauce que Yo me haré torrente"
Gracias Señor.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario