miércoles, 5 de febrero de 2014

Pequeño escrito al Papa Francisco

Queridísimo Papa Francisco
Le doy gracias a dios por usted, una bendición para la Iglesia.
Quería escribirle sobre los divorciados y la comunión.
Aquellos que se la niegan me recuerdan a los fariseos que llevaron a la mujer adultera ante Jesús para su lapidación.
Y me imagino a Jesús ante ellos, de nuevo, escribiendo con el dedo en el suelo. Y levantando la mirada, decirles: aquel de vosotros que este libré de pecado, puede pasar a comulgar.
Todos estamos sumidos en el pecado. Esa es nuestra realidad. Pero no una realidad oscura, porque al fondo está Cristo, muerto en la cruz por nuestros pecados y para nuestra salvación. Somos pecadores, sí, pero en la cruz de Cristo YA hemos sido salvados. Y esa es nuestra profunda alegría y esperanza y la fuerza que nos permite levantarnos para luchar para vivir en la luz y en la verdad. Es también fuente de Gracia derramada para la conversión de nuestros corazones.
Los Padres de la iglesia llamaban a la eucaristía el Pan de los Pecadores, no el Pan de los perfectos. Porque somos como somos.
Un fuerte abrazo lleno de gratitud,
Eduardo

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