martes, 7 de noviembre de 2017

De pescas y maravillas milagrosas



El discípulo tiene la experiencia fundante de que con el Maestro, sus límites se ensanchan y lo imposible se vuelve posible.

En nuestra disponibilidad, Él puede hacer maravillas.

Abrazos!

Eduardo

De: meditación Emaús inmaculada

Jueves 7 de Septiembre
Evangelio según san Lucas 5, 1-11
Estaba Jesús en cierta ocasión a orillas del lago de Genesaret, y de repente se juntó un gentío para oír la palabra de Dios. Vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema hacia dentro del lago y echen las redes para pescar». Simón respondió: «Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada; pero, sólo porque tú lo dices, echaré las redes». Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Pues tanto Pedro como los que estaban con él quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: «No temas, desde ahora serás pescador de hombres». Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.

Meditación
La pesca milagrosa de un Rabí que no conoce el mar sobre unos pescadores expertos que trabajaron la noche entera sin obtener resultados mueve los corazones, les inspira confianza y les motiva a seguirlo. Para conseguir un seguimiento sano deben tomar conciencia de su debilidad (trabajar toda la noche) e indignidad (apártate soy pecador) las cuales serán sanadas por la palabra del Señor. Esto los hace dóciles al llamado que se manifiesta en dejarlo todo. Pedro y sus compañeros como nosotros, no comprendemos el significado profundo de la llamada a seguirle como discípulos misioneros alegres, pero nos sentimos en confianza y aceptamos su propuesta que nos pide “dejarlo todo”. El desprendimiento debe ser una actitud propia de todo discípulo que sigue a Jesús. Es uno de los signos distintivos de las comunidades creyentes pues la generosidad en el desprendimiento que exige ser incondicional, será el reflejo de la acción de Dios en nuestras vidas. Sé generoso en tu vida para que tus esfuerzos sean más eficaces.

Propósito
No es fácil. Necesitamos una fe muy grande. Y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad ese gran don!

Diálogo con Cristo
Ojalá que también nosotros, como Pedro, creamos en Ti, Señor y obedezcamos tu palabra: "¡Rema mar adentro y echa las redes para la pesca!". Y entonces veremos otro milagro en nuestra vida.
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