El día ha vencido a la noche,
la luz a las tinieblas.
No hay excusas para la tristeza.
El Señor ha resucitado y va delante de nosotros a la Galilea de cada uno.
Que nuestros corazones rebosen alegría,
que el Señor rompa nuestras tristezas.
El Señor ha resucitado y es para siempre.
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