martes, 6 de diciembre de 2011

Creer o no creer



Creer o no creer en Dios no se apoya en ninguna prueba empírica, ni siquiera tiene un sustento racional.

No hay ninguna prueba empírica, objetivable, definitiva, de que Dios existe.
Tampoco la hay de que Dios no existe.

Tampoco hay un discurso estricta y puramente racional que demuestre que Dios existe. Tampoco hay ninguno que demuestre que Dios no existe.

A lo máximo a lo que podemos aspirar es a demostrar que nuestras creencias o increencias son razonables, en base a un discurso y unos argumentos.

La base de la creencia, el modo de creer, es en la fe.
Dios cuenta con ese salto adelante que tiene que dar el ser humano (aunque en la fe, decimos que hasta en ese salto somos ayudados). Pero la iniciativa, pertenece a la libertad del hombre, regalo incomparable de Dios.

De todas formas, los límites del ser humano son más grandes que los límites de la razón o lo empírico. Cuando hace 7 años decidí unir mi destino al de mi mujer, no tenía ninguna prueba empírica de que iba a funcionar. Tampoco fue una decisión exclusivamente racional. Tenía indicios razonables de que casarme y vincular mi vida a la de mi mujer para siempre era la decisión correcta. Y tenía sentimientos muy fuertes que me empujaban a tomar esa decisión. Y había vivido unas experiencias que me anunciaban que la decisión podía ser correcta.
Pero fue un salto adelante, una decisión que he podido verificar sólo a posteriori como correcta. Tuve que dar ese salto hacia adelante, ese "fiat", para poder verificar que hacía lo correcto.
La dinámica de la fe es muy similar. En base a unos indicios razonables y a unos sentimientos y experiencias, doy un salto en el vacío (que no está tan vacío; existen los indicios, los sentimientos y las experiencias) y a posteriori, tras vivir la experiencia de la fe, de la relación con Dios, verifico que la decisión fue correcta.
Pero se da esa paradoja. Tengo que tirarme a la piscina para descubrir si está llena. No exijas seguridades a priori. Dios te pide ese primer acto de confianza que hace grande al ser humano.

¿Es la fe un sucedáneo para defendernos del temor a la muerte o a las preguntas no contestadas? Es una hipótesis razonable.

Pero también hay otra hipótesis razonable, que puede afirmar que el sentido religioso del hombre no es sino el eco de una Palabra primera y anterior, pronunciada por Aquel que no tiene nombre ni puede ser conocido... salvo a través del Hijo (Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí)
Y ante esa Palabra pronunciada y escuchada por el ser humano, se despliega la religiosidad de la humanidad.

Un dato razonable que me apoya a creer es que durante más de 50.000 años, el ser humano ha creído en Dios.
Se podría decir que hasta que ha logrado emanciparse de la necesidad de Dios en la Modernidad. Pero es de soberbios pretender que toda la humanidad ha estado equivocada hasta hace 300 años...

Otra hipótesis puede ser que la modernidad y la posmodernidad son una suerte de adolescencia del ser humano en el que el ser humano ha querido matar al padre.... pero, como dijo Kipling, eso es otra historia.

Continuará

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